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Crítica

'Mil ojos esconde la noche'

'Una de las obras más grandes y profundas publicadas desde hace mucho en el mundo hispanoamericano': la última novela de Juan Manuel de Prada.

Madrid
Adolf Hitler en París, flanqueado por el arquitecto Albert Speer y el escultor Arno Breker.
Adolf Hitler en París, flanqueado por el arquitecto Albert Speer y el escultor Arno Breker. Getty Images

Juan Manuel de Prada (Baracaldo, España, 1970) es un autor muy reconocido en España y, en general, en el panorama de la literatura contemporánea europea. Su obra acumula novelas publicadas y premios literarios casi por igual. Es, además, un fecundo periodista que ejerce la profesión, tanto en la prensa plana como en la radiofónica. Participa regularmente en tertulias de radio y programas de la televisión. Lo he visto, incluso, como invitado principal en reputados canales de YouTube. De Prada es, en resumen, un intelectual de talla mayor y opiniones inteligentes, que enriquecen el debate público en los más diversos temas de la actualidad.

Su último libro publicado, la novela Mil ojos esconde la noche, es una de las obras más grandes y profundas publicadas desde hace mucho en el mundo hispanoamericano. Si no me equivoco en mi juicio y mis conceptos sobre la obra literaria en general, es una novela que marcará un hito en la narrativa escrita en España. El libro es tan solo el primer tomo de los dos que constituyen la novela, cada uno de los cuales ronda las 800 páginas. El segundo continuará la trama del presente y verá la luz el próximo año, según nota de la editorial.

Es digno de destacar el subtítulo de esta primera entrega: La ciudad sin luz. Menciono el detalle porque la acción de la novela se desarrolla en el París ocupado por el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial y, teniendo en cuenta que la capital francesa es conocida en el mundo como La Ciudad Luz, ya el lector, por muy poco avisado que sea,  empezará a entender que está ante un texto rebosante de una ironía inteligente y precisa, de un humor esperpéntico y de un realismo visceral, siempre en línea con el tono general de la narración.

La prosa del autor, envolvente, afilada y precisa a la vez, tiene además la propiedad de adueñarse al instante de la atención del lector, que no podrá abandonar el libro sin haber terminado la última página de esta entrega. Y, si bien es cierto que se trata de un lenguaje de cierto barroquismo, la narración es también entretenida, rica en imágenes frescas y en ocurrencias y giros inesperados. Todo ello mantiene un ritmo que subyuga al lector y lo mete de cabeza en las peripecias del protagonista, que es el narrador en primera persona del relato.
 
Como estas líneas son una breve crónica sobre un libro extenso, no puedo referirme aquí a todos los aspectos que quisiera tratar, y que, de hecho, me han impresionado en Mil ojos… Eso sí, no quiero dejar pasar por alto el grupo humano que lo protagoniza, ni el escenario donde se desarrollan los eventos de la trama. He dicho ya que se trata del París ocupado durante la Segunda Guerra Mundial. Pues bien, en esa ciudad se ha reunido un variopinto colectivo de personajes provenientes de la España de finales de la República, la Guerra Civil o la dictadura de Francisco Franco. Y es aquí donde, a mi juicio, reside el mayor mérito de la novela, aparte del lenguaje literario: los personajes de la realidad novelística son tomados, en gran medida, del pasado reciente español.

El autor no oculta nombre, profesión ni biografía de nadie. Son "los mismos" que existieron en la realidad. Todos son artistas, o militantes falangistas, comunistas, anarquistas, cónsules, embajadores y otros representantes del espectro político, farandulero o social de entonces. Todos han sido convertidos por De Prada en figurantes de la novela; y todos, como en el poema de Jorge Manrique, se mezclan y diluyen en el magma de las miserias materiales y humanas del grupo de inmigrantes españoles que malvivían en París.

Eso sí, el lector intuye que las características principales y las cualidades de estos héroes de la ficción coinciden con las de las personas de carne y hueso que los inspiraron. Por las páginas del libro desfilan insignes figuras del mundo artístico o intelectual de su época: Pablo Picasso, Gregorio Marañón, César González Ruano, María Casares, Ana María Martínez Sagi, Ana de Pombo, Óscar Domínguez y otros muchos, además de algunos no españoles, aunque sí implicados con representantes del exilio hispano, como Paul Eluard, Dora Maar y otros.

Es interesante comprobar como algunos de estos santurrones son expuestos a nuestra mirada con todas sus mezquindades a la vista, y cómo se le caen los camisones de santos a Picasso, Eluard o Dora Maar, para verlos travestidos en banales mercaderes del arte, el alma o el cuerpo…

Pero miserias humanas aparte, la novela que nos ocupa muestra también imágenes de seres que se agitan en pasiones amorosas, que son capaces al mismo tiempo de actos abyectos a cambio de nada y de sacrificios verdaderos por ayudar a un amigo. Gente, la mayoría, que han perdido no solamente la patria y los ideales, sino también el norte más elemental en cualquier ser humano.

Aquí hay amores no correspondidos, carreras frustradas  y vidas sin sentido. Y sobre todos los personajes de la trama, tanto los más importantes como los de reparto, sobrevuela la temida sombra de las fuerzas de ocupación, de su policía política y sus oficiales de uniforme impecable, todos listos para destrozar la vida de quien se resista a obedecer sus órdenes. En esto último la excepción es Picasso, quien, según De Prada, poseía un salvoconducto de las más altas autoridades germanas que le permitía vivir a sus anchas.

Esta abarcadora y contundente obra literaria merece un estudio mucho más profundo que las líneas que aparecen aquí. Estoy seguro de que Mil ojos esconde la noche trascenderá la presente edición, y también los días que vivimos. La novela será recordada en España y conocida en otras latitudes del mundo, y ocupará el lugar que merece como uno de los textos fundamentales de todos los tiempos en la literatura española e hispanoamericana. Sería un acto de justicia literaria.

Desde aquí felicito a Juan Manuel de Prada por su osadía intelectual, y recomiendo a todos la lectura de Mil ojos esconde la noche, una novela magnífica, entretenida e inmensa como pocas.
 


Juan Manuel de Prada, Mil ojos esconde la noche. 1. La ciudad sin luz (Espasa, Madrid, 2024).

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1 comentario

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Dice: "...uno de los textos fundamentales de todos los tiempos en la literatura española e hispanoamericana." ¡Guao!